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“Transformar vidas es el verdadero producto de Fulbright”


En el marco de la celebración de sus seis décadas de historia, Semana Educación habló con su directora sobre su programa de becas y su particular relevancia en este preciso momento del posconflicto.

“Transformar vidas es el verdadero producto de Fulbright”  Foto: Cortesía Fulbright

La comisión Fulbright en Colombia está cumpliendo 60 años de entregar becas para profesionales destacados en el país. Y para celebrar el aniversario, la comisión se está enfocando en dos propósitos: compartir sus experiencias y abrir las puertas de las becas a más beneficiarios.

Con este fin, realizaron en julio la primera charla TEDx Fulbright en América Latina. Este evento, en el que algunos ex becarios relatan su experiencia transformadora con la comunidad, ya había sido llevada a otras ciudades como Washington, Santa Mónica, Dublín y Canberra, pero era la primera vez que se desarrollaba en Colombia.

Brigitte Baptiste, directora del Instituto Humboldt, Ricardo Corredor, director de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo, Rodrigo Mezú, mayor de las Fuerzas Aéreas Colombianas, y otros fulbrighters -como se les dice a quienes han recibido la beca- compartieron sus aprendizajes con el público.

A la vez se han realizado varias cátedras académicas en regiones apartadas, como en Leticia, para hablar de biodiversidad, y en Arauca, para hablar de comunicación y derechos humanos, con el objetivo de compartir el conocimiento de exbecarios e inspirar a las nuevas generaciones.

Y además, expandieron su oferta de becas este año. Están entregando 86 de posgrado y 124 de investigación y docencia, razón por la cual recibieron el 3 de octubre el 2017 Generation Study Abroad Award que entrega el International Institute of Education.

Con el apoyo de entidades como el Icetex, Colciencias, USAID, el Ministerio de Educación, el de Tecnologías de la Información y el de Cultura, entre otras, Fulbright Colombia está ampliando sus fronteras. La idea es poner estas opciones de estudio al alcance de los futuros líderes colombianos, sin importar de qué región del país provengan.

Semana Educación habló con Adriana Gaviria, directora ejecutiva de Fulbright Colombia sobre cómo lo están logrando.

Semana Eduación(S.E.): ¿Qué le ha aportado en estos 60 años Fulbright al país?

Adriana Gaviria (A.G.): Yo creo que liderazgo. Los becarios no son estudiantes, son líderes, que es distinto. Gente que se va a estudiar afuera es mucha, y es un propósito loable, pero Fulbright lo que busca está un paso más adelante: perfiles de liderazgo, entendiendo un líder como una persona con la capacidad de generar cambio en su entorno. En cada posición destacada en el mundo académico, político o cultural hemos encontrado un exbecario Fulbright. Por esa razón, hace 10 años se creó el premio reconocimiento a la excelencia, para visibilizar ese impacto justamente. Y en esos 10 exbecarios que han recibido el premio no solo está el presidente, Juan Manuel Santos, sino el exministro Juan Carlos Esguerra, la exministra Paula Marcela Moreno, el exministra Javier Botero, nuestra cineasta que se ganó el Óscar, Patricia Cardozo, el exdirector de Batuta Juan Antonio Cuellar, el alcalde de Pasto, Pedro Obando, y el exrector de la Nacional Ramón Fayad, entre otros.

S.E.: Y este año hicieron el TEDx Talk y han hecho varios cátedras con sus exbecarios. ¿La idea es comunicar sus experiencias?

A.G.: Exactamente. Fulbright en Colombia ha hecho un esfuerzo enorme para transmitirle un mensaje al público y es que el verdadero producto no son las becas sino las vidas transformadas de los fubrighters, lo que hace un exbecario una vez regresa a su país de origen. Cuando realmente se puede ver cómo aplica el conocimiento que adquirió en otro país en su regreso a Colombia. Para poder mostrar y amplificar eso, hemos hecho todo tipo de cátedras y eventos para compartir experiencias y que se ensanchen esas redes de conocimiento sobre todo en las regiones.

S.E.: ¿Deben regresar siempre?

A.G.: Sí, es obligatorio. Por ser administradas por el Departamento de Estado, que es también la autoridad migratoria en Estados Unidos, todo becario Fulbright va con una visa J1, de investigador invitado. Eso le da una serie de privilegios excepcionales, como viajar con la familia, que tenga acceso a visas de trabajo, pero también una serie de requisitos como retornar al país de origen por lo menos por dos años después de haber finalizado los estudios o la beca respectiva. El 99 % de los casos se regresa al país a aplicar el conocimiento acá.

S.E.: Mucha gente se preocupa por irse a estudiar al exterior y desconectarse aquí del mercado laboral. ¿Qué opina usted de este aspecto?

A.G.: En un estudio que hicimos con el Centro Nacional de Consultoría en el que se evaluaron más de 250 exbecarios, nos dimos cuenta que, en menos de tres meses de volver al país ya estaban todos empleados. Es decir, los becarios son personas que ya están conectadas laboralmente y el estudio lo hacen para contribuir a ese proyecto de investigación que ya venían desarrollando. Entonces no es una ruptura, sino que es un fragmento de vida en el que se van a conseguir un conocimiento adicional para continuar desarrollando un proyecto que llevaban adelante en posiciones de liderazgo.

S.E.: ¿Cómo se están enfocando para potenciar a los líderes en las regiones?

A.G.: Es un enfoque que hemos hecho en los últimos años, no solamente porque Colombia exige una diversidad de población beneficiada, sino porque el Departamento de Estado en Estados Unidos también pide una permanentemente unas cuotas de diversidad. Desde hace ocho años, Fulbright abrió con el Ministerio de Educación y con USAID un programa de becas para líderes afroamericanos e indígenas que ya ha beneficiado a más de 40 personas. La mayoría de estos han regresado ya al país y están trabajando en universidades de región, casi todo en el pacífico colombianos. También tenemos la beca con la fundación Saldarriaga Concha para personas en situación de discapacidad, y, el año pasado, abrimos la beca con el Sena disponible para los aprendices en todo el territorio nacional. Por otro lado, hemos duplicado el número de estadounidenses que están viniendo con becas Fulbright a hacer investigación, docencia y temas de bilingüismo en Colombia, y hemos beneficiado sobre todo a aquellos que vienen a regiones apartadas.

S.E.: Sobre eso, ¿cuál es la importancia de traer becarios estadounidenses?

A.G.: Este programa funciona en doble vía. Así como nosotros trabajamos para enviar colombianos allá a Estados Unidos, ellos hacen los mismo para traer estadounidenses. Acá muchas universidades carecen la capacidad de mandar a sus docentes al exterior, pero al nosotros traer estos expertos estamos brindándoles la oportunidad para desarrollar sus proyectos especializados. El año pasado, por primera vez tuvimos fulbrighters estadounidenses haciendo investigación en zonas como Amazonas, Norte de Santander, Huila, Chocó, donde históricamente nunca habíamos tenido extranjeros. Este es un fenómeno muy interesante, que habla claramente de Colombia como un destino académico, de un país que abres sus puertas a personas muy especializadas y que pone un interés específico en regiones.

S.E.: ¿Qué transformaciones han visto con estos académicos?

A.G.: Hemos visto acciones de cambio sobre todo en regiones apartadas, porque es donde más se ve el impacto de una cooperación académica. Por ejemplo, el caso de un becario llamado King Jordan, que hace parte de la Universidad Georgia Tech y estuvo en la Universidad Tecnológica de Chocó y en la Libre de Cali haciendo una investigación sobre el genoma humano. Hicieron una trabajo enorme con población del pacífico colombiano para entender desde Colombia cómo se puede evitar ciertas enfermedades que afectan a cierta población afrocolombiana. Es muy interesante que una universidad como esta se exponga a metodologías de investigación de punta, a temas de altísimo nivel y a una relación constante de vínculos de cooperación académica que continúan por años.

S.E.: ¿Cómo se ha transformado Fulbright en el contexto del posconflicto?

A.G.: Gracias a la celebración de 60 años, hicimos un barrido de los participantes más destacados y fue muy gratificante encontrar cuántos de ellos estaban participando en cargos de alto nivel en el proceso de paz de La Habana, desde el Gobierno, las ONGs y diversas entidades. Por otro lado, el hecho de que los fulbrighters estén cada vez más presentes en todas las regiones del territorio nacional es definitivamente un aporte a la paz en el sentido de equidad y acceso. Una de las principales razones que ha llevado a Colombia a una situación de violencia tan prolongada es la iniquidad en zonas apartadas y rurales. El hecho de abrir más acceso a que nuevas poblaciones puedan beneficiarse de una beca Fulbright, recibir estadounidenses en sus entornos académicos para aprender temas de investigación, todo eso abre la puerta a personas que antes no tenían esta oportunidad.

S.E.: ¿Cuál le diría a los colombianos que es la importancia de estudiar en el exterior?

A.G.: Pues que solamente cuando uno se desprende de su propia realidad que puede relativizarla y compararla; solo cuando uno se enfrenta con las diferencias de otras culturas que uno le da un verdadero valor a la cultura propia y desecha una cantidad de preconceptos que tiene del otro de y de uno mismo. Pero además de eso, hay dos cuestiones importantes de hacerlo con Fulbright: una es el liderazgo. Estas son becas para ir a encontrar los elementos para generar transformaciones aquí en Colombia. La otra es el nivel académico. Acá estamos hablando de unas becas que son de un nivel excepcional para realizar maestrías y doctorados en las mejores universidades del mundo.

S.E.: ¿Cómo debe prepararse un aspirante para una de sus becas?

A.G.: Primero hay que cumplir unos requisitos mínimos de calificaciones. Hay que ser muy pilo mientras se estudia el pregrado porque vamos a pedirle las notas y tienen que tener un promedio mínimo de 3,8 o 4. Vamos a pedirle también cartas de recomendación de profesores o de exjefes. Pero, sobre todo, vamos a pedirle que desarrolle un proyecto: la propuesta de qué van a hacer en Estados Unidos y cómo lo van a aplicar aquí en Colombia. Yo siempre digo que la beca Fulbright es para todos. Tiene exigencias y hay que esforzarse -especialmente en el tema del inglés-. Pero es una beca que, finalmente, premia la pasión, las ganas de ser alguien en un área específica y de aportarle al país.

Entrevista realizada por semana.com a Adriana Gaviria, directora ejecutiva de Fulbright Colombia

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