A diferencia de lo que ocurrió en el plebiscito, los evangélicos llegan a las elecciones divididos. ¿Quién está con quién?
Imagen: semana.com
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"Unidos en la fe, pero no en la política”. Con esa frase, una mujer que asiste a El Lugar de Su Presencia, una de las Iglesias evangélicas más grandes de Bogotá, define lo que está pasando entre sus correligionarios: después del triunfo del No en el plebiscito tomaron relevancia pero hoy están repartidos en varias posturas políticas.
Los cristianos evangélicos no son una fuerza nueva. Desde los años noventa, como consecuencia de la libertad religiosa garantizada en la Constitución de 1991, las Iglesias comenzaron a tener un papel relevante en política. Por un lado, porque empezaron a tramitar sus demandas en el Legislativo con figuras como Viviane Morales, Jimmy Chamorro o el fallecido Collin Crawford. Por otro, porque fuerzas políticas tradicionales, que ven en esos fieles un voto disciplinado, fácil de pastorear, trataron de instrumentalizar su potencial electoral.
En la Oficina de Asuntos Religiosos del Ministerio del Interior están registradas más de 5.000 Iglesias evangélicas y hasta 11.000 sedes en todo el país. Una encuesta realizada el año pasado por el Centro Nacional de Consultoría encontró que del total de fieles evangélicos encuestados, el 37 por ciento de ellos votan según lo que decida su Iglesia, y el 63 por ciento cree importante que las Iglesias defiendan sus creencias en la política. Si se considera que en Colombia hay mínimo 4 millones de ellos, más de 1.300.000 sigue el criterio electoral de su pastor.
"En Colombia están registradas más de 5.000 Iglesias evangélicas y hasta 11.000 sedes en todo el país".
Aunque los candidatos siempre han apetecido la fuerza evangélica en época de campaña, en esta elección lo quieren más por cuenta de causas exitosas como la campaña del No y el rechazo en 2016 a las cartillas de educación sexual propuestas por el Ministerio de Educación. Pero si bien todos los religiosos resultan atractivos para los políticos, no todos los candidatos son atractivos para los religiosos. Por razones ideológicas, los más opcionados para pelearse el voto de los fieles se ubican en la derecha: Iván Duque, Germán Vargas Lleras, Alejandro Ordóñez, Marta Lucía Ramírez, y la nueva participante en la contienda, Viviane Morales.
Pero en la comunidad evangélica no hay consenso acerca de cuál de ellos apoyar. De hecho, los pastores más relevantes del país, que han participado en eventos de corte político, tienen distintas preferencias. Miguel Arrázola, pastor de la Iglesia Ríos de Vida, sostiene que tiene 22.000 seguidores y no hace proselitismo. Sin embargo, reconoce que su visión del mundo se identifica con algunas posturas. El pastor asumió un papel clave en el triunfo del No en la costa, y a finales de 2017 convocó a cientos de personas a un debate entre los cinco precandidatos uribistas más Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordóñez. Su hermana Marta es ahora candidata a la Cámara por el Centro Democrático por petición de Álvaro Uribe, de quien ha sido cercana políticamente. “En las toldas liberales o de izquierda no milita mucho cristiano”, dice, mientras insiste en que “casi todos estamos en el Centro Democrático y en el Partido Conservador”. Su candidato a la Presidencia, por disciplina partidista, es Iván Duque. Y aunque en la medición del Centro Nacional de Consultoría este competidor aparece con poca intención de voto entre los evangélicos, es posible que ahora, como aspirante del uribismo, tenga el apoyo de un mayor número de fieles.
A pesar de ser católico, Germán Vargas tiene bastante favorabilidad entre los cristianos. Ese apoyo puede deberse a su imagen de mano dura y a su temprana propuesta de crear un ministerio de la familia. A sus huestes acaba de entrar la Iglesia Misión Carismática G-12, que antes apoyaba al uribismo. A la cabeza de esta congregación está la excongresista Claudia Rodríguez, esposa del pastor César Castellanos. Cuando a finales de año ella decidió adherir a Vargas, aseguró para justificar su cambio: “Nos identificamos con sus postulados y la visión de país que Cambio Radical tiene proyectada para el nuevo gobierno”. Con esa declaración, el centro G-12 dejó de ser un salón de conferencias del expresidente Álvaro Uribe y sus seguidores, y pasó a ser del exvicepresidente.
A pesar de ser católico, Germán Vargas tiene bastante favorabilidad entre los cristianos. Ese apoyo puede deberse a su imagen de mano dura y a su temprana propuesta de crear un ministerio de la familia.
En afinidad electoral entre los evangélicos, a Vargas lo sigue Alejandro Ordóñez. Además de su discurso conservador a favor de la familia tradicional y los valores religiosos, en algunos sectores evangélicos de la costa Caribe caló su decisión de nombrar a José David Name Orozco como su jefe de debate. Name es pastor de la Mesa de Unidad Nacional Cristiana, jefe de Ministerio Profético Dunamis en Barranquilla, hijo del empresario barranquillero David Name Teherán y primo del senador de La U José David Name Cardozo.
Marta Lucía Ramírez ocupa el tercer lugar de favoritismo entre las comunidades de fe, con un poco menos de intención de voto. A ella le valoran su papel en el plebiscito, su discurso alrededor de las mujeres como promotoras de valores y su consagración religiosa. La siguen en niveles de apoyo Iván Duque, Humberto de la Calle y Clara López.
Aunque Viviane Morales no se midió porque solo hace pocos días oficializó su candidatura, es de esperar que ocupe un lugar relevante en el ranking de las Iglesias. Su caso es particular. Además de ser una evangélica militante, lideró la consagración legal de la libertad de cultos en el país y recientemente ha encabezado iniciativas como el referendo que buscaba prohibir a personas del mismo sexo adoptar hijos. Dio un portazo al Partido Liberal al criticar los acuerdos de paz con argumentos en parte políticos y en parte bíblicos. Su fórmula vicepresidencial será Jorge Leyva Durán, teólogo, docente y católico. Con su figura Viviane busca ir más allá del voto evangélico y recoger adeptos entre otras identidades religiosas.
Viviane forma parte de la iglesia Casa Sobre la Roca, dirigida por el pastor Darío Silva. Sin embargo, esta Iglesia, que apoya el movimiento Colombia Justa-Libres con lista propia al Congreso, anunciará su preferencia por un candidato presidencial después del 11 de marzo.
Las fichas de la fe y la política ya comenzaron a moverse y seguramente se reajustarán después de las parlamentarias y de la primera vuelta. Entonces, con menos opciones, a lo mejor los evangélicos jugarán del mismo lado. Mientras tanto, la competencia entre diferentes visiones políticas también se vive en el campo de la fe.
Artículo tomado de semana.com