El 66,3 % de los colombianos han enfrentado durante su vida algún problema de salud mental.
En el mundo, el 3,8 por ciento de la población padece de depresión. En Colombia, esa cifra alcanza el 4,7 por ciento, es decir, afecta a unos 2’425.000 personas. Eso de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud, que celebra hoy el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión. Y es que esta enfermedad, según expertos, sigue desatendida a pesar de su gravedad y crecimiento.
De acuerdo con el más reciente informe del Observatorio Nacional de Salud (ONS), en el país los pacientes depresivos manifiestan encontrarse con “barreras de acceso al sistema de salud que restringen el tratamiento de la depresión”. Según el informe 11 del ONS que analiza el acceso a servicios de salud en Colombia, la brecha de atención de personas con depresión es de 80 por ciento, es decir, solo el 20 por ciento del total de personas adultas con diagnóstico de depresión mayor recibe atención especializada.
“Estos datos confirman que la depresión es un evento generador de pérdidas de vida saludable; por lo tanto, afecta al individuo y la sociedad. Al respecto, la literatura científica identifica que una proporción de esta carga de enfermedad puede ser consecuencia de limitaciones en la atención en salud, debido a que existen múltiples barreras para el diagnóstico oportuno o que generan tratamientos tardíos o insuficientes”, señala el informe.
Aún hay estigma
En Colombia, la salud mental aún genera estigma. Según una encuesta del Ministerio de Salud y el Centro Nacional de Consultoría practicada en 2023, solo dos de cada 10 personas intentarían apoyar a alguien que se vea alterado mentalmente en la calle, mientras que otros dos sentirían miedo en una situación de ese estilo. En las cinco ciudades principales es menos frecuente que las personas intenten ayudar.
Dicha encuesta también resalta que el 66,3 por ciento de los colombianos declaran que en algún momento de su vida ha enfrentado algún problema de salud mental. Por su parte, la Asociación Colombiana de Psiquiatría indica que solo uno de cada 10 colombianos con depresión toma el tratamiento adecuado.
Según Alexie Vallejo Silva, director del Departamento de Psiquiatría de la Universidad del Rosario y miembro de la Asociación Colombiana de Psiquiatría, lo cierto es que en el país aún existen muchos estigmas, no solo con la depresión sino con otros trastornos mentales frecuentes como son ansiedad, esquizofrenia, trastorno afectivo bipolar (TAB) y conducta suicida.
"En Colombia existen cifras altas de depresión y estas han venido en aumento desde la pandemia. Esto se dio básicamente por los cambios sociales y económicos y las atenciones propias que se le dio a esta emergencia. Pero además, hay varios factores que limitan el acceso de las personas hacia la atención: en principio, uno debe reconocer que existe estigma en salud mental, porque la población aún tiene un poco de prevención con los temas de salud mental en general y con otras particularidades como el uso de psicofármacos, asistir a terapias y pueden verse discriminados en ese sentido”, resalta Vallejo.
De acuerdo con el experto, es necesario resaltar que en el país hay muy pocos especialistas disponibles para la atención de estas enfermedades y, además, la mayoría de ellos se concentra en las ciudades principales, por lo que se limita aún más el acceso de las personas a un tratamiento adecuado y eficaz.
“La mayoría de los psiquiatras estamos afincados en las grandes capitales –agrega Vallejo– y eso genera de por sí unas dificultades en el acceso a la atención especializada. La telemedicina ha abierto un panorama interesante para cubrir las necesidades de medicina especializada en los territorios, pero se requiere de muchísimo más. Hay que hacer esfuerzo en la articulación intersectorial, para que tanto privados como públicos podamos generar entornos favorables para que la gente pueda tener acceso a los servicios de salud de manera más oportuna”.
Más rapidez en la atención
Por su parte, la profesora e investigadora de la Universidad del Norte Edith Aristizábal resalta que si bien cada vez hay más reconocimiento de la importancia de la salud mental, las barreras de acceso en servicios de salud, sobre todo en cuanto a la rapidez y la periodicidad en la asignación de una cita médica especializada, todavía limitan la posibilidad de que las personas puedan recibir tratamiento.
“Es cierto que ahora hay mayor cobertura en lo que tiene que ver con salud mental –destaca Aristizábal–, pero como es tan alta la demanda de servicios, sucede que ahora las citas se dan muy espaciadas. Y cuando la persona está en una crisis o un momento crítico, si le dan una consulta hoy y luego a los dos meses, no se permite un real afrontamiento de la problemática. Se requiere una mayor continuidad en las sesiones para las personas”.
De acuerdo con la experta, si bien en contextos laborales y educativos se cuenta con profesionales para atender estos temas, siguen siendo muy pocos frente a la alta demanda que ya existe de estos servicios.
Además, agrega que es importante que las personas accedan a tratamientos que cuenten con respaldo científico que permitan tratar de la manera adecuada su padecimiento. Más aún, dice, si se tiene en cuenta que la depresión, que se presenta de manera común en jóvenes, es un impulsor de los suicidios.
“No debemos olvidar que la depresión es un factor de riesgo para el suicido. En algunos casos la depresión lleva a ideación o al acto suicida. Esto es como la pandemia de esta época porque encontramos ya común en un salón de clases, sea de adolescentes o de adultos jóvenes, una gran parte de estudiantes medicalizados o en tratamientos, que era algo que antes no se presentaba con tanta frecuencia”, destaca.
¿Cuándo consultar?
La líder de psicología clínica de la Clínica del Occidente, Angie Herrera, señala que es clave diferenciar un momento de profunda tristeza con una condición como la depresión. “La tristeza es una emoción normal y temporal que se da como respuesta a una situación. La depresión es un trastorno que viene acompañado por cambios en el estado de ánimo y síntomas duraderos como excesiva tristeza, desesperanza, desinterés, cambios en el sueño y el apetito”, explica.
Y es que en un episodio depresivo, la persona experimenta un estado de ánimo deprimido (tristeza, irritabilidad, sensación de vacío) o una pérdida del placer o del interés por actividades. Un episodio depresivo es distinto de las variaciones habituales del estado de ánimo y estos episodios abarcan la mayor parte del día –casi todos los días– durante al menos dos semanas.
Una persona con depresión, por ejemplo, puede padecer de varios síntomas, como dificultades para concentrarse; un sentimiento de culpa excesiva o de baja autoestima, falta de esperanza acerca del futuro, pensamientos de muerte o suicidio, alteraciones del sueño, cambios en el apetito o en el peso y sensación de cansancio acusado o de falta de energía.
Para Herrera, lo más importante es brindar a la persona con depresión un espacio de escucha activa y evitar juzgar sus emociones, entender que el paciente necesita ayuda e incentivarlo y acompañarlo a realizar actividades de su agrado. Desde la perspectiva del paciente es esencial aceptar que se tiene una enfermedad, buscar ayuda con el fin de recibir un manejo interdisciplinario en psicoterapia y farmacológico, identificar y hacer uso de las redes de apoyo, organizar rutinas e incrementar actividades de bienestar y actividad física.
“Para las instituciones de salud esta problemática es un gran reto, porque del total de colombianos con depresión tan solo el 25 por ciento tiene la opción de acceder a tratamientos para la salud mental”, finaliza la experta.
Artículo tomado de ElTiempo.com
Por Edwin Caicedo
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