Los testimonios de un territorio poco explorado en el país.
“Cuando salí del clóset, mis papás sufrieron porque sabían que esto iba a pasar, que el mundo era así”. Sebastián Gómez es un joven caleño de 32 años que a lo largo de su vida ha estado en cuatro empresas de las cuales tres, según él, han sido despectivas en el entorno laboral por su orientación sexual.
“Lo hace porque es marica”, “no se toma las cosas del trabajo en serio”, “muy sensible”, “que man tan amanerado”, son algunas de las frases que Sebastián ha escuchado tanto de algunos de sus compañeros como de sus jefes. La personalidad tranquila y “sumisa” de este caleño, en sus palabras, hace que su única acción frente a los insultos que recibe sea hacerse a un lado y renunciar.
Mercedes es una mujer transgénero de 51 años. Actualmente, subsiste gracias a un emprendimiento de empanadas que “le tocó” montar en el barrio Santa Fe de Bogotá. Conmovida y con lágrimas en sus ojos, explica que desde hace 20 años, cuando inició su transición, buscó trabajo hasta de lavaplatos, pero nunca la aceptaron.
“No solo me rechazaban, sino que me insultaban para hacerlo, ni siquiera era digna para lavarles el baño. Que era un travesti, un hombre con vestido y tetas, que mi cara era horrible: ‘muy masculina para esa falda’... Si tengo una vagina o un pene, un vestido o un pantalón, eso no modifica mi capacidad mental. Me siento en la época de las cavernas y peor”.
Cuando la diversidad se vuelve objeto de subjetividad en el trabajo
Más de tres millones y medio de personas en Colombia han manifestado ser diversas sexualmente, afirmó Felipe Cárdenas, presidente de la Cámara de Comercio LGBT de Colombia, para Caracol Radio. Cárdenas también señaló que “el desempleo en la comunidad LGBTIQ+ es casi 4 puntos porcentuales superior que al resto de la población”.
Esta gran cantidad de individuos, cuando hablamos del entorno laboral, están sujetos a aspectos discriminatorios que parecieran simples, como la identificación en formularios. La binariedad de las casillas para marcar, según manifiestan algunos miembros de la comunidad, los hace sentir incómodos.
Además, las personas trans que están en su proceso de construcción de identidad y deben cambiar sus documentos personales, no encuentran una comprensión por parte de las compañías y sienten que la gente a cargo no está preparada.
Esto es respaldado por un estudio de la Cámara de Comercio LGBT y el Centro Nacional de Consultoría en el 2019, en el que apuntan que más del 50 % del personal que labora en las áreas de Talento Humano no saben cómo abordar la empleabilidad en las personas diversas. El centro también determinó que solo 4 de 100 personas trans tiene un contrato laboral en el país.
Sin embargo, la voz ‘opuesta’ también tiene algo que decir. El gerente de una empresa de asesoría económica, cuyo nombre pidió omitir, declaró para Fucsia que esta discusión, fuera de los insultos, no tiene sentido porque cada empresa sabe a quién quiere contratar y esto no debe tomarse como discriminación:
“Seguro a usted la han rechazado en algún trabajo al que se postuló. A veces la empresa le dice la razón, a veces se lo reserva. Usted no va a saber si fue por falta de conocimiento, no aprobó una prueba o simplemente por su color de pelo. Eso no es discriminación, es que simplemente usted no es lo que están buscando, normal, pasa todos los días en los procesos de selección, nos ha pasado a todos, o si no nos hubieran aceptado en todo lado”.
La controversial opinión del empresario tiene más argumentos particulares: “Cada compañía tiene una esencia que transmite con sus empleados. Por ejemplo, el 100 % de mis clientes son conservadores, mi empresa debe reflejar lo mismo. Hay otros ambientes creativos y abiertos donde seguro me rechazarían a mí, pero una persona diversa sería bienvenida. Es sentido común”.
¿Qué se puede hacer? Panorama de la ley en Colombia
Podrán decir que fue la decisión de Sebastián irse, que nadie lo obligó, pero teniendo en cuenta su situación es posible notar otro aspecto problemático alrededor del tema y es la dificultad para ascender; solo su orientación sexual fue objeto de crítica. Podemos hacer la conjetura de que no sería el favorito en un próximo ascenso, sin tener en cuenta siquiera sus logros y capacidades en el trabajo.
En Colombia sí existen leyes y conductos regulares que protegen a los miembros de la comunidad LGBTIQ+ que hayan sido discriminados en el trabajo por su identidad y orientación sexual. Empezando por la Constitución, en el artículo 13, donde la Carta Magna nos establece “libres e iguales, con la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación”.
Puntualmente, las personas diversas se incluyen en la Ley 1752 del 2015, la cual establece que dicho artículo “tiene por objeto sancionar penalmente actos de discriminación por razones de raza, etnia, religión, nacionalidad, ideología política o filosófica, sexo u orientación sexual”.
Para hacer valer dichos derechos que están en el papel, se debe interponer una acción de tutela y desde allí, la justicia indica los siguientes pasos, dependiendo del caso en particular, teniendo en cuenta los obstáculos que se presenten en el camino.
El abogado laboralista Daniel Cardona le dijo a Fucsia que la discriminación en un proceso de selección es argumentable, pero mucho más difícil de pelear respecto a cuando se trata de acoso ya teniendo el empleo:
“No es fácil probar que en serio una persona no fue contratada por su orientación sexual, es complejo. Ahora, el caso llega a los juzgados, pero lastimosamente la protección especial del grupo diverso se enfrenta con la autonomía de la empresa y es el juez el que decide qué prima, aunque nos parezca obvio qué puede ser más importante”.
Además de la ley, la Cámara de Comercio LGBT ha estado pendiente de la situación al frente de otros aspectos que también son muy importantes. Con dedicación, la organización ha sido determinante con campañas en las empresas colombianas donde aplican programas de educación para crear un ambiente laboral incluyente.
También han tenido la iniciativa de proponer baños mixtos, revisar los formularios de inscripción, capacitar al personal en cómo debe actuar y hablar frente a una persona de la comunidad para que se sienta incluido dentro de su propio trabajo: “Propendemos por instaurar entornos inclusivos y equipos diversos porque el trabajo es un derecho para todos”.
Gracias a esto, muchas empresas reconocidas en el país son consideradas inclusivas por la renovación e implementación de políticas para la población diversa.
Artículo tomado de fucsia.co
Por: María Isabel Rodríguez
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