Un informe de la coalición NiñezYA, recopiló los datos que han tratado de medir el efecto de la pandemia en la vida de los niños. Estos son los resultados.
Foto tomada de eluniversal.com.co | Colprensa
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El viernes 13 de marzo fue el último día que los niños, niñas y adolescentes del país asistieron a sus colegios y universidades de forma normal: compartieron con sus compañeros y docentes y se sentaron en sus aulas como un día cualquiera.
El domingo 15 de marzo se decretó el cierre de sus colegios y universidades y días después se decretó una cuarentena que los obligaría a refugiarse en sus casas para protegerse del Covid-19. Se cerraron sus espacios educativos, sus centros de recreación, muchos de sus padres perdieron su trabajo, incluso hubo que frenar el proceso formativo por falta de internet o recursos.
El impacto de la pandemia en los niños, niñas y adolescentes ha causado una crisis sin precedentes en sus derechos básicos: alimentación, salud, educación, seguridad, entre otros.
Por eso, para comprender y visualizar el impacto que ha tenido la pandemia en los menores, NiñezYA, una coalición que reúne a más de 100 organizaciones que trabajan por los derechos de la niñez, recopiló los datos de encuestas y estudios de diferentes organizaciones nacionales e internacionales que han tratado de medir el efecto de la pandemia en la vida de los niños.
NiñezYA encontró resultados alarmantes en temas como maltrato infantil, reclutamiento, muertes maternas, problemas de alimentación, desnutrición crónica, estado emocional, inequidades educativas, riesgos de deserción, poca participación de los menores y falta de prácticas de juego.
Así se ha sentido la pandemia en los derechos y oportunidades de niños, niñas y adolescentes en Colombia:
AUMENTO DE MUERTES MATERNAS Y DE RECIÉN NACIDOS
Según encontró la Fundación Éxito, parte de la coalición NiñezYA, en medio de la pandemia del Covid-19 hubo un aumento en las muertes maternas. En 2020, hubo 348 muertes maternas, frente a las 261 reportadas en 2019.
Aunque si bien la Fundación indica que no se puede afirmar que el incremento se deba estrictamente a la pandemia, sí deja claro que puede deberse a que los servicios hospitalarios se concentraron en el Covid-19, dejando de lado atenciones y cuidados para madres y niños. Y es que la cifra es grave, teniendo en cuenta que la muerte de las madres aumenta las probabilidades de muerte de los recién nacidos, e impide el acceso a leche y a los cuidados maternos, claves en su crecimiento y desarrollo.
La Fundación también encontró un repunte en defunciones de recién nacidos por complicaciones obstétricas y traumatismos del nacimiento. La tasa de muertes creció de 35,5 por cada 100.000 nacidos, a 63,6 por cada 100.000 nacidos, lo que puede deberse a deficiencias en atenciones prenatales en medio de la pandemia.
Los controles de desarrollo de los menores también se suspendieron. La encuesta de Pulso Social del DANE encontró que el 34,1 % de los hogares abandonaron las consultas médicas: visitas a especialistas y controles de desarrollo infantil.
Además, según la encuesta Research for Effective Covid-19 Responses (Recovr), el 30 % de los hogares con menores de 6 años dijeron haber reprogramado o abandonado las visitas al médico a causa de la cuarentena, las restricciones a la movilidad, entre otros factores.
DIFICULTADES PARA MANTENER LA ALIMENTACIÓN
La disminución de los ingresos causó problemas en la alimentación de las familias. Según la encuesta de Pulso Social, mientras antes de la cuarentena un 89,3 % de los hogares del país consumían al menos tres comidas al día, después de la cuarentena, sólo el 69,6 % de las familias lograron mantener las tres comidas al día.
Pero el panorama es aún más preocupante en las ciudades de la región Caribe. Antes de la cuarentena, 99,5 % de los hogares de Santa Marta consumían tres comidas al día. Después de la cuarentena, solo el 40,1 % de las familias comen tres veces al día. Lo mismo ocurre en Barranquilla, donde ahora solo el 43,3 % mantiene tres comidas, o en Cartagena, donde solo el 34,1 % mantiene sus tres comidas diarias.
El impacto de reducir la calidad y cantidad de porciones de alimentos para los niños es muy alto, pues puede causar sobrepeso, desnutrición, enfermedades crónicas no transmisibles y rezagos en el desarrollo físico y cognitivo de los menores.
CRECIMIENTO EN LA DESNUTRICIÓN CRÓNICA
Pero quizás el mayor impacto de la disminución de las porciones de alimentos se verá en la desnutrición crónica de los menores. Antes de la pandemia, según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional de Colombia del año 2015, el 10,8 % de los menores de 5 años padecía desnutrición crónica, pero la pandemia pudo haber causado un aumento de la desnutrición, que según la Fundación Éxito, puede causar un retroceso de hasta cuatro años en los avances que se tenían en la lucha de erradicar la desnutrición infantil en el país.
SERIAS AFECTACIONES EMOCIONALES EN LOS MENORES
El impacto emocional ha sido grande. La pandemia ha generado sensaciones de estrés, depresión y ansiedad por la falta de interacción, el encierro y el miedo al contagio propio o de personas cercanas.
Según la encuesta Recovr, más del 40 % de los niños entre 6 y 18 años ha tenido síntomas de ansiedad y preocupación en medio de la cuarentena. Por su parte, la encuesta de Pulso Social del Dane encontró que un 42,8 % de los adultos sintió preocupación o nervios, y presentaron también irritabilidad, dificultad para dormir, entre otras sensaciones. Estas problemáticas de los adultos también repercuten en los menores y en la forma de cuidado y crianza.
DESIGUALDADES EN LA EDUCACIÓN
La pandemia obligó a migrar a un modelo de educación virtual que no ha sido equitativo para todos los niños. El acceso al proceso educativo se ha dificultado para aquellos con bajas condiciones socioeconómicas o para aquellos estudiantes ubicados en zonas rurales.
En ese sentido, según el Observatorio Contando lo Invisible, de la Fundación PLAN, el 36 % de los niños y niñas entre los 5 y los 11 años han visto afectado su proceso educativo, porque nunca han tenido acceso a internet, es decir, 1.980.000 niños del país no ha tenido internet para estudiar.
La brecha educativa sigue siendo amplia: mientras 8 de cada 10 niños de colegios privados tienen acceso a internet de alta velocidad, en colegios oficiales solo 5 de cada 10 estudiantes tienen internet de alta calidad. Esto según los datos del Centro Nacional de Consultoría, la Universidad de los Andes y Probogotá.
Pero el modelo formativo de este año de pandemia también ha impactado en el nivel de aprendizaje de los menores. Según una encuesta de Save The Children, un 20,81 % de los padres o cuidadores de los niños afirmó que estos aprenden poco de manera virtual.
RIESGOS DE DESERCIÓN Y ABANDONO DE COLEGIOS
Según los análisis del Centro Nacional de Consultoría, la Universidad de los Andes y Probogotá, solo en Bogotá, el 7,6 % de los cuidadores cree que los menores podrían abandonar las clases en 2021.
Entre las razones por las que los menores abandonarían sus estudios están el temor a contagiarse (36,8 %), la imposibilidad para realizar actividades por falta de equipos o conectividad (20,7 %) o el no estar aprendiendo mucho bajo la modalidad virtual y a distancia (12,2 %).
Además, en 2020, el 2,5 % de los cuidadores reportaron que un menor de su hogar dejó de estudiar cuando comenzó la pandemia: la mayoría de ellos en estratos uno y dos (77,8 %), y la mayoría mujeres (68,4 %).
AUMENTO DEL MALTRATO INFANTIL
Quedarse en casa fue un riesgo para muchos menores, pues según Medicina Legal, los mayores agresores de los niños muchas veces son sus mismos familiares. Y aunque en los primeros meses de la pandemia se llegó a reportar incluso una disminución del 34,63 % en los casos de restablecimiento de derechos de menores, debido a que el aislamiento imposibilitó las denuncias, unos meses después con la habilitación del ICBF de nuevos canales de atención, se vio un aumento en casos de violencia y maltrato infantil.
En 2020, se dio un incremento del 47 % en el maltrato infantil, pasando de 9.011 casos en 2019 a 13.266 casos de maltrato en 2020. La violencia sexual también aumentó 1,38 % frente al año anterior, con 14.225 casos de violencia sexual en 2020, frente a 14.032 en 2019.
Según el ICBF, en total, en 2020 fueron 39.982 niñas, niños y adolescentes los que ingresaron a un Proceso Administrativo de Restablecimiento de Derechos, 0,5 % más que el año 2019.
También aumentó la violencia sexual por medios electrónicos. Según el Observatorio Contando lo Invisible de Fundación PLAN, aumentó un 150 % la actividad maliciosa en internet, con impacto en delitos como pornografía infantil o grooming.
POBREZA EN LAS FAMILIAS
Teniendo en cuenta que en Colombia, 40,7 % de las familias tienen a una mujer como jefe de hogar, se prevén incrementos en pobreza, pues las mujeres han sido las más golpeadas por el desempleo causado por la pandemia.
Con esos cálculos, la Cepal estima que la población infantil en pobreza en América Latina podría crecer 7,6 puntos porcentuales, afectando a uno de cada dos menores de la región.
Esa situación de pobreza lleva a incrementos en las tasas de matrimonio infantil y en los matrimonios tempranos, situaciones que se utilizan para tratar de compensar la crisis. Según la Organización Internacional del Trabajo, el trabajo infantil aumentaría 0,7 % (actualmente hay 10,5 millones de niños trabajando) y se darían 13 millones de matrimonios infantiles en años posteriores a la crisis del Covid.
AUMENTO DEL RECLUTAMIENTO DE MENORES
NiñezYA recogió las cifras del Observatorio de de Niñez y Conflicto Armado de la Coalico, que encontró que en 2020 hubo 222 niños, niñas y adolescentes víctimas de reclutamiento en 79 eventos, lo que representa 22 víctimas más que en 2019.
El confinamiento, el cierre de las escuelas y las situaciones de violencia incrementaron las oportunidades para que los grupos armados reclutaran menores en el país.
Los niños, niñas y adolescentes también fueron víctimas de desplazamiento forzado. En 2020 se reportaron 45 eventos de desplazamiento que afectaron a 5.742 menores, 2.242 víctimas más que en 2019.
REDUCCIÓN DEL TIEMPO Y ESPACIOS DE JUEGO
Para los niños son esenciales las actividades de juego, culturales, artísticas, recreativas y demás actividades sociales, pues gracias a ellas socializan, comparten, se divierten, pero sobre todo, logran un desarrollo socioemocional.
Sin embargo, según la encuesta Recovr, el 42 % de los menores entre los 6 y los 18 años pasan la mayor parte del tiempo dedicados a actividades de trabajo. Ahora, los niños dedican más tiempo a cuidar a sus hermanos, a tareas escolares, entre otras actividades, que al juego, el ejercicio y la recreación.
La falta de juego y ejercicio incrementa las sensaciones de aburrimiento, preocupación, tristeza o miedo de los menores en Colombia y en el mundo.
DISMINUCIÓN DEL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN
A pesar de que el derecho a la participación de los niños, niñas y adolescentes es un derecho consagrado en la Constitución Política, su opinión en medio de la pandemia ha sido marginal. Según la encuesta de Save The Children, solo un 34,6 % de los menores aseguran que los adultos han pedido su opinión para tomar decisiones en medio de la pandemia, aunque aseguran que finalmente es el adulto quien toma la decisión.
¿QUÉ HACER ANTE LA CRISIS?
Ante este crudo panorama, la primera recomendación de la iniciativa NiñezYA, es que en el centro de las acciones que se definan esté siempre la garantía de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Además, resaltan la necesidad de un movimiento global de gobiernos, sociedad civil y comunidades para atender los desafíos sociales y económicos de la pandemia en los menores de Colombia y el mundo, y recomiendan además la realización de encuestas y sondeos de forma regular, que permitan identificar las señales de alerta y tomar decisiones acertadas y a tiempo en política pública para los menores.
Recomiendan también estrategias prioritarias para atender la salud de madres y menores, intervenir los departamentos con mayores prevalencias de desnutrición y diseñar estrategias para contrarrestar las afectaciones físicas y emocionales de los niños, a un año de la llegada del Covid-19.
Artículo tomado de eluniversal.com.co
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